Lo teníamos todo previsto para pasar 8-10 días por los Pirinéos, pero este verano parece que no está por la labor de permitir muchas rutas por el norte. La previsión de lluvia durante varios días nos hizo echarnos atrás y buscar una alternativa.
No había mucho donde elegir, partiendo de Asturias y limitados por el tiempo. Las únicas condiciones era no mojarnos, coger unas curvinas y un buen paisaje.
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Al final nos decidimos por bajar a Portunal y subir por Galicia cuando el sol nos lo permitiera.
El primer día salimos con las únicas gotitas de agua que nos acecharon en todo el viaje. Pusimos rumbo a Puebla de Sanabria y nada más pasar Pajares las nubes fueron desapareciendo.
Primera parada: León
Tomamos un café en La Lola. Un bar, en la zona del Barrio Húmedo, propiedad de los hermanos Quijano, con una decoración muy de su estilo, convirtiéndolo en un pequeño museo.
Tras ese pequeño descanso volvimos a la carretera y recorrimos el resto del camino. Nos acompañó el buen tiempo, pero sin unas curvas que disfrutar ni mucho verde que ver.
A medio día llegamos a Puebla de Sanabria.
Dedicamos el resto del día a conocer un poco el pueblo y mucho los alrededores.
Por supuesto destacar los Lagos, pero todo el entorno parece hecho para deleitarse con la moto, incluidas las curvas que llevan a los embalses de Vega de Tera y Vega de Conde.
Tras descansar, el segundo día salimos rumbo a Oporto. En el camino nos encontramos con una de las sorpresas más agradables del viaje: la carretera de Puebla de Sanabria a Braganca. El trazado, el firme, el paisaje..., todo perfecto. Es uno de los recorridos que hay que repetir.
En el resto de la ruta tuvimos la mala y buena suerte de encontrar la carretera IP4 en obras. Digo esto porque al inconveniente del tráfico lento en algunos tramos había que añadir los múltiples desvíos por los pueblos de los alrededores en los que sino, con toda probabilidad, no nos hubiéramos adentrado.
Y así llegamos a Oporto y sus adoquines.
Llegamos bastante cansados, así que decidimos tomarnos el día con tranquilidad y dejar la exploración para después de descansar.
Viajar en moto ofrece la posibilidad de recorrer el barrio de Foz, la Catedral y la Cámara municipal sin pestañear. Tener una imagen breve pero variada de la ciudad.
Tercer día, destino Vigo.
Aprovechamos la mañana para conocer Oporto y por pusimos rumbo Vigo por la costa. El viento nos acompañó casi todo el camino, demasiado aire, sobre todo en algunos tramos, pero mereció la pena rutear al lado del mar.
La primera parada fue Viana do Castelo, en la que, como no podía ser menos, subimos hasta el Templo del Sagrado Corazón y disfrutamos de las vistas.
Y la segunda fue Povoa de Varzim para comer y descansar un poco. No nos entretuvimos mucho allí porque el viento no hacía muy agradable el paseo.
Repuestas las fuerzas nos pusimos rumbo Vigo. Llegamos a tiempo para ver la puesta de sol en la bahía. Decidimos dejar las visitas para el día siguiente y sin más nos fuimso a descansar
La mañana del cuarto día la dedicamos a ver la ciudad, sin mucho tiempo porque a medio día quedamos con la familia en Nigran, pero lo suficiente para dar un paseo, desayunar y sacar unas fotos.
Como nos entretuvimos más de lo previsto en Nigran, cogimos la autovía a Ourense, donde sólo nos paramos a tomar algo, y de nuevo nos pusimos en marcha hasta Lugo, que era nuestro destino.
Llegamos un poco tarde y apenas nos dio tiempo a comprobar que la muralla seguía en su sitio.
El último día fue bastante completito.
La mañana la dedicamos a conocer Lugo
Y estándo cerca no podía pasar sin parar a comer el famoso pulpo de Villalba.
Con el estómago bien llenito cogimos rumbo a casa, por la costa, y con una paradita el Luarca para tomár un cafetín
Llegamos a casa a media tarde y con energía suficiente como para cambiar de moto y acercarnos a la Semana Negra en Gijón. Hacía un día espléndido y tal y como está viniendo el verano no podíamos desperdiciarlo.