martes, 22 de noviembre de 2011

Motorland 2011


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Las entradas para la carrera fueron un regalo de cumpleaños, lo malo es que no nos cuadraban muy bien las fechas, sólo podíamos coger el viernes anterior en el trabajo y el viaje desde Asturias es demasiado largo para hacerlo en una tarde, sobre todo cuando sales de trabajar y tienes cierta edad.

Con todo y con eso el programa era: primera noche en Bilbao, las tres siguientes en Zaragoza y una última en Burgos.

La salida fue el jueves día 15, como dije, después del trabajo. Llevábamos una semana pendientes del tiempo y las previsiones eran buenas, nada de lluvia en todo el fin de semana. La ruta del primer día, Asturias-Bibao, la hacemos una o dos veces al año: el verde del norte, las curvas, los paisajes.., todo iba a ser perfecto. Pero las cosas cambiaron cuando, una hora antes de salir, comenzó la tormenta perfecta. No es que tengamos miedo al agua, al contrario, es agradable rutear bajo la lluvia, sólo hay que tener más cuidado, pero hay tormentas y tormentas. Por suerte, aunque los rayos nos acompañaron casi todo el viaje, el agua sólo hizo acto de presencia en un pequeño tramo a la altura de Covadonga y una vez que llegamos a Bilbao. Con ese mal tiempo no pudimos desviarnos mucho de la autopista y, por supuesto, ataviados con los trajes de agua. Con todas y con esas, lo que no pudimos perdonar fueron las corbatas de Unquera.

Llegamos al hotel bastante cansados, sólo salimos a cenar, y descansar para seguir la ruta al día siguiente.

El viernes amaneció con algo de lluvia pero desapareció en cuanto dejamos Bilbao y nos acercamos a Álava. El paisaje empezó a cambiar, a desaparecer las montañas y el espesor verde, empezó el calor y los rayitos de sol. A media tarde ya estábamos en Zaragoza.

Contábamos con perdernos los entrenamientos y fue una lástima que no madrugáramos un poco más, por problemas eléctricos tuvieron que aplazarlos hasta la tarde y nos habría dado tiempo de sobra. Los seguimos en la cafetería del hotel donde ya había algún motero tardío más. Luego salimos hasta el centro comercial y de vuelta al hotel a descansar, que al día siguiente había que madrugar un poco.

Tengo que reconocer que tenía muchas dudas respecto a la decisión de coger el hotel en Zaragoza, a una hora del circuito, pero el sábado nos dimos cuenta de que fue la mejor decisión que pudimos tomar. Uno de los mejores momentos del fin de semana fue recorrido de ida y vuelta al circuito, te veías rodeado de motos por todos lados, motos que te acompañaban, te pasaban, paradas en el camino....
Y así llegamos a la clasificación del sábado. La organización fue perfecta, coches por un lado, motos por otro, aparcamientos por gradas..., y llegamos al nuestro.... motos, motos y más motos, no hay paisaje comparable.

Motorland

Nuestros asientos estaban en la grada 8, última curva y meta desde primera fila y allí nos fuimos sin apenas pararnos en las tiendas de marcas, andábamos con el tiempo justo.

Motorland

Hacía un sol y calor de justicia, baste decir que sólo recuerdo haberme quemado dos veces en mi vida y esta fue una. Unas gafas de sol, una gorra y algo de crema no hubiera estado mal, pero es difícil planteárselo cuando vienes del norte lluvioso.

Motorland

Cuando terminaron los entrenamientos, aunque las actividades continuaban en Alcañiz, nosotros decidimos volver al hotel, y el viaje de vuelta fue más impresionante que el de ida, nos juntamos todas las motos a la vez.

El día de la carrera salimos tarde, es una de nuestras "cualidades" así que el viaje de ida no coincidimos con tantas motos, y al llegar allí nos tocó el aparcamiento de coches (el de motos estaba completo), pero tuvo su recompensa, como vereis más tarde.



Bueno, aunque parezca imposible, el domingo hacía frio y viento, mucho viento, no obstante nuestros asientos estaban bastante resguardados.

Motorland

Pero en el descanso previo a la carrera de motogp decidimos hacer una incursión por la grada 7.

Motorland
Lo que vimos nos gustó. La perspectiva era más amplia, aunque más lejana. Había algún asiento vacío y allí nos quedamos. El único inconvenieente, como decía: el aire, muuucho aire y frío.

Motorland

La carrera: ESPECTACULAR, el rugir de las motos, las tumbadas, los adelantamientos... Y al final se agradecen los saludos de los pilotos después de la carrera.

Y al salir, de camino al aparcamiento de coches, el mejor espectáculo del fin de semana: la carretera que bordeaba los aparcamientos ocupada completamente por motos circulando, motos de todo tipo, sin parar. Indescriptible.

Al final nos marchamos de Zaragoza sin visitar la ciudad, nos queda pendiente para la próxima, que la habrá.

Al día siguiente pusimos rumbo a Burgos, donde hicimos noche, pero nos paramos a medio camino en Soria para tomar un café. Las carreteras con bastante nomótonas, sin curvas ni verde que disfrutar, salvo un tramo intermedio, después de Soria, en el que se pasa por el parque natural de la Sierra de Cebollera, y eso, por suerte, se nota.

Soria

SoriaSoria

Soria como capital no es muy llamativa, pero sí que permite un paseo tranquilo por la ciudad.
Soria

Llegamos a Burgos para la hora de comer, que en nuestro caso suele rondar las cuatro o las cinco de la tarde, y tras un paseo en busca de sustento, descansamos el resto de la tarde.

Burgos

Burgos

Recorrimos la ciudad a la mañana siguiente, la zona antigua, digna de ver y recorrer.

Burgos

Por último, tras una parada en León para comer y tomar un café con un amigo, de vuelta a casita cargados de muy buenos recuerdos.