El verano está comenzando y lo inauguramos con un fin de semana en Bilbao. Tres días para recorrer la costa en moto.
Ver mapa más grande
La ruta va surgiendo según vamos ruteando, casi nada está planificado salvo un par de paradas y el destino. Un alto en el camino imperdonable es en Unquera, no se puede pasar por la zona sin tomar una (o dos) corbatas.
La siguiente parada surgió cuando nos aproximábamos a Laredo y vimos a lo lejos La Torre. Con la intención de llegar hasta allí recorrimos la Calle de las Escalerillas, cuyos miradores tienen una de las vistas más impresionantes de la ciudad. Cuanto más arriba mejor. Así que decidimos comer en uno de ellos.
Continuamos hasta Castro Urdiales y cogimos autopista a Bilbao. En un momento estábamos en nuestro destino. Dejamos los trastos en el hotel y nos fuimos a recorrer, principalmente, el casco antiguo.
Nuestros planes para el sábado eran ir hasta San Sebastián, cogiendo cuantas más curvas y mejores visitas pudimos. Para eso nos acercamos a la costa por la B-631, y en el camino nos encontramos con el restaurante Cannon Etxea, en el Alto de Sollube, con unas vistas guapísimas de Bermeo.
Tras una parada, en unos minutos estábamos en el centro de Bermeo
De ahí pasamos a Mundaka y nos dirigimos al interior por la BI-2235 y volvimos a la costa por la BI-2238 desviándonos hasta Elantxobe, rodeando el estuario de Urdaibai. Allí nos paramos a tomar un café al lado del mar, aprovechamos para sacar unas fotos en una especie de mirador que hay a la salida del pueblo
A continuación recorrimos la línea costera, dirección Lekeitio, Ondarroa, Mutriku, Deba y por último Zumaia, donde estiramos las piernas un poco y picamos algo en el paseo de Julio Beobide.
Para terminar la ruta de ida cogimos la nacional 634 hasta Orio donde nos desviamos por el Paseo del Padre Orkolaga. Una carreteruca con unas buenas vistas del mar.
Y llegamos a San Sebastián
Después de pasar el día recorriendo sus calles, el muelle, la playa de La Costa... a media tarde cogimos la autopista de vuelta. No hay que agotar el cuerpo que queda mucho camino por delante.
El domingo toca ruta de vuelta. Nos sorprendió un día agobiante de 37 grados, pero que en la moto se llevaban bastante bien. Con esas temperaturas no nos quedó más que parar en la playa de Noja a tomar el sol y pagarnos un chapuzón.
Como nos entretuvimos más de lo previsto, el resto del viaje, tras parar en Torrelavega a comer, fue del tirón, tranquilamente, pero sin hacer más paradas, eso sí, desviándonos lo suficiente para aprovechar las curvinas de Villaviciosa.